¿Qué te pasa
cuando no tomas
las riendas de tu vida?

 

 

A mí no me mires, que te lo estoy preguntando a ti.

Vaaaaale.


Comienzo yo para romper el hielo.

Los motivos que te impiden tomar (o coger) las riendas de tu vida,
pueden ser tantos como tiempo le des a tu mente para que piense.

Porque ella es muy poderosa, así que si le pides excusas…
las va a encontrar, y de todos los colores que se te ocurran.

Pero… no te estoy preguntando por qué no lo haces.

Pregunté qué te pasa cuando no lo haces.

Qué te pasa cuando no tomas las riendas de tu vida.

Bueno, algo que te puede pasar
es que sientas una GRAN comodidad 
incómoda.

Claro.

Si vives evitando la fatiga de hacerte cargo de tus cosas,
pero cuando apoyas la cabeza en la almohada…
comienzas a escuchar a esa vocecita molesta diciéndote que vida hay una sola,

y que lo que estés dejando pasar ahora, tal vez nunca más se repita…


Es cómodamente incómodo, ¿o no?


Porque si estás eligiendo no vivir algo, por miedo a que salga mal,

lo estás dejando de vivir.

Y punto.

Lo estás dejando de vivir.

Por elección propia.

Porque decides NO hacerlo.

A ver, quiero dejar esto claro:
las decisiones siempre son activas,
cuando haces, y cuando no haces, también.

Porque estás DECIDIENDO NO HACER.

Estás optando por dejar pasar una oportunidad.

Tal vez, contando con un momento del futuro, que no sabes si llegará.

Porque la realidad es que lo único que tienes, es el presente.

“¡Buahh, María, qué rollazo!
¡Pensé que aquí ibas a contar algo más interesante,
y resulta que estás dando la lata to’elrato”

Tranqui.
Y calla, por favor, que le estoy hablando a la persona que está ahora leyendo.

 

Sí, a ti que lees.

Te estoy hablando a ti, porque quiero decirte que:

  • si estás dejando de contar tu historia,
    porque crees que tu vida “no es lo suficientemente interesante”,
  • si estás dejando pasar una experiencia que te hace ilusión vivir,
    porque temes que algo salga mal y entonces, “¿con qué cara mirarías a la gente?”,
  • si estás eligiendo no ser tú mismo, porque es “más fácil” encajar en algunos patrones…

Eso no es lo mejor que puedes hacer por ti. 

 

Arrepentirte luego por no haberlo intentado, no es la mejor opción.

 

Lo mejor es… que lo intentes.
Que pruebes. Que hagas tu jugada.

Y si fracasas…
seguirás siendo la persona valiosa que ya eres,
y es probable que además aprendas algo.

Además,
¿sabes qué?

Lo mejor de todo, es que te sentirás muy bien.


Nadie podrá quitarte la experiencia que has vivido,
el arrojo de habértela jugado,

y el vértigo de haberte animado.

Estarán siempre contigo, como un gran tesoro.

“¡Qué dices, María, irresponsable, que tú tienes dos hijas que criar!”


Shhhhh, ¡silencio!

¿Ves?

Ahí lo tienes (otra vez) a mi miedo, colándose en mi página web.

Pero ya le dije que se tranquilice, que no se preocupe.

Que esto lo he escrito para que cualquier desconocido lo lea,

y a través de estas palabras, me conozca un poco más

(y si además te inspiras y das ese paso que estás deseando dar,
me sentiré infinitamente feliz)

Porque…
cada uno escribe el “Sobre mí” de su página web como quiere.

Y esta es la forma que elegí yo.

María (m3)

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